Aquella fundación del 4 de febrero de 1898, fue presenciada por militares, civiles e integrantes del pueblo mapuche que –de un modo u otro- signaron la identidad que la vecina ciudad que exhibe con orgullo en nuestros días.
A fines del Siglo XIX en el valle situado alrededor del lago Lacar se fundó San Martín de los Andes, un pueblo a instancias del Fortín Maipú nacido durante la llamada “Conquista del Desierto”.
Los aspectos administrativos y sociales dependieron del Ejército Argentino hasta 1907, luego fue Territorio Nacional. Con la llegada de la Administración de Parques Nacionales en 1937, con la creación del Parque Nacional Lanín (PNL), muchas cuestiones se resolvieron a través de ese organismo.
En 1958 se creó la provincia de Neuquén y el pueblito, situado al sudoeste de ella, fue cambiando lentamente su fisonomía como la mayoría de los ubicados en la cordillera. Hoy es cabecera del Departamento Lacar.La actividad maderera signó su economía, a través de las jangadas de rollizos que bajaban por el lago y se transportaban en carros tirados por bueyes. Más tarde la extracción forestal fue regulada por el PNL y luego por la administración provincial hasta el presente.
El hotel Lacar –actualmente convertido en galería comercial que conserva parte de su aspecto original- centró las actividades sociales. Conmemoraciones patrias, fiestas familiares o bailes de carnaval tuvieron lugar en sus salones. Allí nació la Sociedad Rural del Neuquén, impulsada por estancieros de la región. Las inquietudes de pioneros fundaron en 1917 la Biblioteca Popular 9 de Julio donde se promovieron acciones culturales y sociales. Encaminada al centenario, es una de las más importantes de Patagonia.
En los años ’40, las caminatas de subida al cerro Chapelco para bajar esquiando, propiciaron que se abrieran las primeras pistas y se levantara el refugio Graef, así llamado en homenaje a quien tanto contribuyó a su desarrollo. Más tarde el esquí continuó impulsado por la Asociación Deportiva Cultural Lacar que formó deportistas destacados en varias disciplinas y sobresalió en el entrenamiento de esquiadores, muchos de los cuales fueron representantes en los Juegos Olímpicos de Invierno.
En las pistas de Chapelco nació el esquí neuquino, actividad que incrementó la llegada de visitantes. Allí también nació el turismo en la provincia.En sus 122 años de existencia, el pueblo recibió la visita de ilustres personalidades de la ciencia, la cultura, las artes, el deporte… y también representantes de la farándula. Dos de ellas escribieron sobre su estadía, concitando interés en los públicos más diversos: Pablo Neruda y Ernesto “Che” Guevara.
El poeta se alojó en lo que fue el primer hotel de categoría cinco estrellas de la Patagonia (ex hotel Los Andes, hoy hostería Parque de los Andes) y el segundo es recordado en La Pastera-Museo del Che.
La actividad cultural incesante ofrece opciones para todos los gustos y ha permitido el desarrollo de importantes pintores, escultores, escritores, músicos, artesanos y exponentes destacados en todas las ramas del arte -tanto como de los deportes- que trascendieron las fronteras de la localidad.
En su seno fueron vecinos trascendentes Don Elías Sapag, senador nacional durante cinco períodos (único caso en el país), Mario Oscar Gentili y Sergio Schachojvoj, entomólogos prestigiosos que dieron nombre a especies catalogadas por ellos; Günther Blaas, artista plástico que trascendió con su obra y el poeta Miguel Andrés Camino cuyas letras siguen vigentes en la voz de intérpretes como Gardel, Zitarrosa, Mercedes Sosa y León Gieco, entre otros.
En la actualidad -cuando se ha incrementado notablemente el número de expresiones culturales- vive Eliseo Miciu Nicolaevici, uno de los fotógrafos argentinos reconocido internacionalmente.
Las construcciones de madera de los pioneros que le otorgaron peculiar fisonomía, se enriqueció con la influencia del uso de la piedra de la zona y las características dadas por Alejandro Bustillo al sur argentino, ya que varios profesionales de su estudio construyeron en la localidad.Después, distintas ordenanzas que impiden edificios en altura, tienden a preservar la visión de los cerros del entorno y favorecen el aspecto pintoresco que aprecian los residentes y enamora a los visitantes.
Las disposiciones que moderan la llegada de contingentes estudiantiles, el infrecuente uso de bocinas en el tránsito, la ausencia semáforos –actualmente se instalan los dos primeros- la prioridad para los peatones que se practica, el cuidado de los rosales que abundan en sus calles, son algunas de las características en las que se mueven quienes las transitan.
Esas particularidades son atractivos que se suman a las bellezas naturales y contribuyen a sustentar el turismo, la otra vertiente productiva que sigue creciendo, y convierten a San Martín de los Andes en uno de los destinos buscados nacional e internacionalmente.
Ana María Mena