En el invierno de 1951 el presidente Juan Domingo Perón sorprendía al mundo anunciando la puesta en marcha de las investigaciones nucleares en la isla Huemul. Una historia tan insólita como real.
En 1948 el físico alemán Ronald Richter presentó al Presidente Perón un proyecto para desarrollar la fusión nuclear controlada, posibilidad que en ese momento no había logrado ningún laboratorio en el mundo y que aún hoy es un tema de gran interés porque implicaría contar con una fuente prácticamente inagotable de energía, que se pensaba utilizar en la transformación industrial del país y como armamento atómico de avanzada, fabricando armas nucleares propias.
Esto entusiasmó a Perón y Richter inició sus trabajos en el Instituto Aeronáutico de Córdoba.
Luego de logrado el apoyo irrestricto de Perón, decidió instalar una planta de energía atómica en la isla Huemul, denominado Proyecto Huemul, situada en el lago Nahuel Huapi de San Carlos de Bariloche .
Ante una selecta concurrencia de funcionarios y periodistas, Juan Domingo Perón hizo un anuncio que recorrería rápidamente todo el mundo: "El 16 de febrero de 1951, en la planta piloto de energía atómica en la isla Huemul, de San Carlos de Bariloche, se llevaron a cabo reacciones termonucleares bajo condiciones de control en escala técnica"
El Presidente argentino informaba, en síntesis, el desarrollo de un proceso original para producir energía atómica mediante una reacción de fusión nuclear, que no partía del uso del uranio y era no contaminante y barata.
Foto: Ronald Richter y Domingo Perón en la Casa Rosada.
Parecía abrirse la puerta a la utopía de una fuente inagotable de energía que reemplazaría para siempre a los combustibles de origen fósil. La estructura de poder económico, político y militar del mundo, de confirmarse el anuncio, se vería sacudida en sus entrañas.
Seguro y categórico, Juan Perón explicó que Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética siguieron el camino de la fisión nuclear de átomos pesados, como el isótopo 235 del uranio o el plutonio, en el desarrollo de sus planes.
Durante el período de posguerra la Argentina se dedicó intensamente a establecer si valía la pena copiar la fisión nuclear o si era preferible correr el riesgo de crear un camino nuevo.
La nueva Argentina decidió afrontar el riesgo. Los ensayos previos fueron coronados con el éxito, lo que nos alentó para instalar en la isla Huemul una planta piloto.
Foto: Construcción del Reactor grande
Presentó a la concurrencia al profesor Ronald Richter, 42 años, austriaco, nacionalizado argentino, director de los ensayos, quien confirmó las aseveraciones de Perón: "Tengo interés en afirmar que esto no es una copia del extranjero. Es un proyecto completamente argentino. Para los extranjeros esto va a ser tan totalmente nuevo como para nosotros, y deseo recalcarles que si no hubiera sido por el amplio apoyo prestado a este proyecto por el Presidente de la Nación, la realización del mismo hubiera resultado imposible".
"La situación es completamente sensacional y como técnico que soy, no estoy acostumbrado a producir tales sensaciones. Con este proyecto la Argentina ha atacado en sus bases a los proyectos que sobre terrenos similares se desarrollan en el exterior. Lo que los norteamericanos consiguen en el momento de la explosión es una bomba de hidrógeno; en la Argentina ha sido realizada en laboratorios y bajo control"
Foto: Richter encabezando una comitiva que iba a visitar y bendecir el lugar.
Richter contestó a algunas preguntas formuladas en el curso de la conferencia de prensa:
- "Yo controlo la explosión, la hago aumentar o disminuir a mi deseo. Cuando explota una bomba atómica sin control hay una destrucción espantosa. Yo he conseguido controlar la explosión para que la misma se produzca en forma lenta y gradual".
- "Usted se sorprendería mucho si supiera cuál es el material que se usa; pero como otros tienen supersecretos, nosotros también los tenemos. Tenemos que conservar los secretos de nuestros amigos para que ellos conserven los nuestros. No mantenemos el secreto por razones armamentistas, sino simplemente por razones económicas e industriales, puesto que además del espionaje para la guerra existe el espionaje económico, y la Argentina deberá proteger el secreto".
Los opositores a Perón y gran parte de la comunidad científica argentina e internacional, bregaban por investigar seriamente las perotadas de Perón y Richter.
Es así como en septiembre de 1952 la Isla Huemul fue visitada por una comisión fiscalizadora integrada por José Antonio Balseiro, Mario Bancora, Manuel Beninson, Pedro Bussolini y Otto Gamba
Comisión investigadora
Balseiro estuvo a cargo de presentar a Perón los resultados de dicha inspección. Tras realizar la inspección a dicha planta, se produjo la difícil circunstancia de que un científico joven y por entonces desconocido tuviese que informar al presidente de la Nación que había sido engañado.
Su informe es conciso y sobrio y los argumentos dados en el mismo, así como el detallado análisis del dispositivo experimental hecho por el Ingeniero Bancora, fueron decisivos cuando a los pocos meses dieron por concluido el Proyecto Huemul.
Perón debía un favor muy particular y que cambió los devenires políticos de la Argentina de manera radical, al físico Richter.
Esta es la causa de que nunca, luego de concluido el Proyecto Huemul, se tomaran medidas contra él, y que además siguiera teniendo de manera solapada la ayuda de Perón de forma particular en sus investigaciones incluso luego de su derrocamiento y desde el exilio.
Algo debemos agradecer de este tremendo engaño científico, la creación de el Instituto de Física de Bariloche, creado en 1955 por convenio entre la Comisión Nacional de Energía Atómica y la Universidad Nacional de Cuyo.
El establecimiento forma, junto al Centro Atómico Bariloche, una unidad funcional acreedora, (luego de 45 años de trabajo y esfuerzos ), al reconocimiento nacional e internacional por su prestigiosa tarea.
La Comisión Nacional de Energía Atómica a cuyo frente estuvo primeramente el Coronel Enrique P. González y a partir de 1952 el Capitán de Fragata Pedro Iraolagoitia, había sido creada en mayo de 1950. Tenía entre sus objetivos brindar apoyo al proyecto Huemul.
El Dr. Balseiro desenmascara a Richter
En el Teatro Colón de Buenos Aires, dos barilochenses ofrecen su ópera "Richter". Con textos de Esteban Buch y música de Mario Lorenzo, estos vecinos radicados en París, recrean uno de los hechos más vergonzosos vividos por un estado. Perón había anunciado al mundo que Argentina dominaba la fusión nuclear. Corría el año 1948.
El tiempo pasaba y el ex-presidente solicitó al Dr. José Antonio Balseiro, juntamente con otros profesionales, que investigara en que estado se encontraba el "descubrimiento" de Richter. En esta nota, BNyT publica una parte del documento que el Dr. Balseiro le enviara al Gral. Juan Domingo Perón, desenmascarando al farsante Richter.
En esta nota, nuestros navegantes podrán conocer parte del informe que elevara el Dr. José Antonio Balseiro al presidente de la Nación cuando en 1952 fue llamado a integrar una comisión que inspeccionó los laboratorios de la isla Huemul. Dicha comisión estaba formada además por el Ingeniero Mario Bancora, el Capitán Beninson, el Ingeniero Otto Gamba y el Pbro. Juan Bussolini, del observatorio de San Miguel.
Una de las condiciones bajo las cuales se realizó la inspección fue que los informes debían ser individuales.
Sin duda, el aporte de Balseiro fue muy completo y técnicamente bien fundado. El desenlace de esta inspección fue la decisión del gobierno de poner fin al proyecto.
A la época de escribir el informe, Balseiro contaba treinta y dos años y había debido interrumpir, llamado por el Gobierno Nacional para la inspección a Huemul, una estadía en Inglaterra donde realizaba estudios de Física Nuclear, en su primer contacto con la comunidad científica internacional.
Creemos importante no solo que el publico conozca la solidez de los argumentos del análisis técnico, sino también que adquiera una visión más inmediata de la personalidad de este hacedor excepcional. Un joven científico desconocido tenía que informar al presidente de la Nación que había sido engañado: su juicio personal sobre Richter es tan preciso y profundo como el informe técnico y da una imagen a la vez reveladora y fascinante sobre José A. Balseiro.
Informes del Dr. José Antonio Balseiro
Referente a la inspección realizada en la isla Huemul en Septiembre de 1951.
Al Exmo. Señor Presidente de la Nación
General de Ejercito D. Juan Perón
Tengo el honor de elevar a la consideración del Exmo. Señor Presidente el informe que se me ha solicitado sobre las experiencias presenciadas durante la visita realizada del 5 al 8 de septiembre del cte. año a la Planta de Energía Atómica de la Isla Huemul.
Declaro ante el Exmo. Señor Presidente que los hechos señalados en este informe son exactamente los observados; que las interpretaciones y opiniones allí vertidas son expresiones fieles de mi leal saber y entender y que son expresadas después de una detenida reflexión y estudio.
Saludo al Exmo. Señor Presidente de mi país con mi más alta consideración.
Fdo.
José A. Balseiro
Buenos Aires, 15 de septiembre de 1952
Otras observaciones
El Dr. Richter mostró una instalación de producción de agua pesada a cargo del Dr. Ehrenberg. Mencionó que, aunque de apariencias modestas, se han obtenido con ella grandes resultados.
Preguntado el Dr. Ehrenberg como verifican el enriquecimiento sucesivo del agua común en agua pesada, respondió que no se ha realizado hasta ahora, ninguna determinación de este enriquecimiento pues, no cuenta con espectrógrafos de masa y no se han ocupado de hacer determinaciones espectrográficas o de variación de densidad.
En tales condiciones no puede afirmarse que tal dispositivo efectivamente funcione como factor de enriquecimiento del agua común en agua pesada.
El Dr. Richter sostiene que el reactor termonuclear en funcionamiento es una poderosísima fuente de ultrasonido. Esta es la razón que dio como explicación porque las paredes de la cámara del proyectado gran reactor, cuya construcción ha sido interrumpida por filtraciones de agua, tengan un espesor de unos 60 cm.
Preguntado que mediciones se han realizado de la gama e intensidad del flujo ultrasónico, en el reactor en funcionamiento, respondió que ninguna, pues no cuentan con instrumentos de medida para ese objeto.
La razón por la cual conoce la existencia de este intenso ultrasonido no es otra que los efectos fisiológicos de cansancio y neuralgias producidos por el mismo. Es evidente que sin cuidadosas mediciones del flujo ultrasónico, no puede proyectarse la cámara del gran reactor de modo que signifique un aislamiento adecuado respecto a tal ultrasonido sin que se corra el riesgo que este aislamiento resulte ineficaz o bien incurrir en un derroche de material.
Conclusiones
Resumiendo, las consideraciones teóricas hechas y los elementos de juicio obtenidos y expuestos arriba, permiten extraer las siguientes conclusiones:
A) Que en base de los conocimientos que actualmente se poseen de las reacciones nucleares y en particular de las reacciones LI/ +H1y H2+H2 y de la teoría Cinética de los gases no es posible que tales reacciones tengan lugar en el dispositivo mostrado por el Dr. Richter.
No es posible, por otra parte, entrever que clase de fenómenos afirma haber descubierto el Dr. Richter que invaliden leyes físicas bien establecidas.
B) De lo expuesto en el paragrafo 2 (N. de la R: explicaciones técnicas que por su complejidad obviamos reproducir, se sigue que en base del principio señalado por el Dr. Richter para obtener el contralor de la reacción termonuclear, no es posible en ninguna forma obtener el efecto de resonancia que permitiría ese contralor.
Esta conclusión es completamente independiente de cualquiera sea la naturaleza del dispositivo de contralor y de cómo se aplica el efecto de resonancia para obtenerlo, pues como queda allí expuesto, tal resonancia nunca puede ser lograda en las condiciones en que opera.
C) De las comprobaciones efectuadas durante el funcionamiento del reactor se sigue que no existe ningún elemento de juicio que permita afirmar que una reacción de carácter nuclear se produce realmente.
D) Los hechos señalados en los parágrafos 4 y 5 muestran a mi juicio, que afirmaciones del Dr. Richter no corresponden a hechos comprobados con criterio científico.