Curiosamente no fue uno argentino, sino que en 1913 la región se revolucionó al recibir a un ilustre visitante, el ex presidente de Estados Unidos, Teodoro Roosevelt. Cruzó el Nahuel Huapi en el vapor Puerto Blest. Escribe Yayo de Mendieta.
Corría 1913 y el Director General de Territorios Nacionales doctor Isidoro Ruiz Moreno, solicitó la colaboración del Gobernador de Neuquén don Eduardo Elordi para recibir a un ilustre visitante, el ex presidente de Estados Unidos el Coronel Teodoro Roosevelt.
Elordi organizó una cuadrilla de trabajo formada por presos de la cárcel de Neuquén, que trabajando a pico y pala y vigilados por un sargento y cuatro soldados, tendrían que fabricar un camino de más de 400 kilómetros un camino que recorrería desde Senillosa por Mencué y Pilcaniyeu hasta Bariloche.
Para el día 17 de noviembre el gerente del ferrocarril del Sur daba aviso al consulado norteamericano que el camino se encontraba apto para el paso de vehículos de gran potencia y de un metro sesenta centímetros de trocha. Estos serían los primeros automóviles que llegaron a Bariloche, tres autos Mercedes y un FN, este fabricado en Bélgica, pertenecientes a la gobernación de La Pampa y Neuquén.
La recepción argentina estaba formada por, Isidoro Ruiz Moreno, Eduardo Elordi, el coronel Reybaud, nombrado como edecán del coronel Roosevelt, el coronel Shipton, este era un militar norteamericano que envió la embajada de Estados Unidos y el Doctor Francisco P. Moreno, quién a pedido de Roosevelt se integró al grupo.
Comisión de Recepción con Primo Capraro y el perito Moreno En Bariloche se creó una comisión que estaba presidida por el Ingeniero Emilio Frey amigo y colaborador de Francisco Moreno, pero Frey se encontraba trabajando para la Comisión Hidrológica en San Antonio, la responsabilidad recayó en el vecino Primo Capraro. La comisión oficial de recepción llegó cuatro días antes y entonces decidieron trasladarse a Chile, para acompañar desde Puerto varas a los visitantes.
En esta localidad fue recibido Roosevelt, su hijo Kermit, su secretario personal Frank Harper y un amigo personal, sacerdote y geólogo el Sr. Enrique Zwank. Cuando el Perito Moreno se reencontró con Gonzalo Bulnes, miembro de la Comisión Chilena de límites, la emoción y la alegría inundaron el lugar. Bulnes y Moreno fueron duros contrincantes en los trabajos sobre límites pero se abrazaron como viejos amigos y recordaron tiempos pasados.
Al día siguiente ingresan a la república Argentina por el paso Pérez Rosales navegando por los lagos y cabalgando, Roosevelt se encontraba muy cómodo viajando en caballo. Continuaron el viaje a bordo del vapor “Puerto Blest” y pasando por Millanque observaron la devastación de un incendio forestal en el campo de la familia Eggers que consumiría unas 500 hectáreas de bosques.
Al llegar al puerto de Bariloche el pueblo emocionado recibía la presencia del que llamaban “nuestro Perito” saludando con gran cariño al perito Francisco Moreno.
Hicieron un breve recorrido por el pueblo y durante la caminata visitaron el Ciprés Histórico, lugar del viejo campamento donde Moreno fuera atrapado por el cacique Chuaiman en 1880. Luego visitaron dos escuelas. A la hora de la cena, comieron trucha, las autoridades se reunieron para tratar con Roosevelt temas de administración y conducción territorial. A la mañana siguiente todos, las 17 personas, viajaron en automóvil hacia Pilcaniyeu.
Foto: El Coronel Roosevelt junto al Dr. Moreno y los cuatro indios Argentinos, Foto Frank Harper, 1913 (Archivo Visual Patagónico)
Este viaje fue el inaugural para la línea del servicio regular de transporte que uniría San Carlos de Bariloche con Nuequén, fue una mañana del 1 de diciembre de 1913 a tempranas horas del amanecer.
Viajando hacia Neuquén
El tramo entre Bariloche y Pilcaniyeu fue el más difícil puesto que no había puentes en los ríos Ñirihuao y Pichileufu.
Llegando al medio día los corderos se estaban cocinando en el asador y al verlos Roosevelt pidió un cuchillo y recordando sus tiempos de cowboy se sirvió un corte de la exquisita carne. Luego de la sobremesa partieron hacia Mencué. Mencué era un paraje precario y sin espacio para albergar a los visitantes y mucho menos brindarle la posibilidad de darse un baño.
La única habitación disponible se dispuso para las visitas extranjeras, al saber de esto, Roosevelt prefirió dormir y disfrutar del fogón en la intemperie del hermoso cielo estrellado. Una nueva jornada se iniciaba bajo un clima que empeoraba llegando la tarde a Senillosa.
Un crecido río Limay puso en dudas si el ex presidente de los Estados Unidos debía cruzar pero este insistió y lo cruzó en el primer viaje.
Foto: Cruzando uno de los rápidos de la Patagonia, Foto Fran Harper, Año 1913 (Archivo Visual Patagónico)
La llegada a Neuquén se realizó cinco minutos antes de lo calculado. La población entera los esperaba en la Estación del ferrocarril del Sur. Con sus andenes decorados con banderas argentinas y norteamericanas. La lluvia y el viento no pudieron contra el aplauso de la gente y la música de la banda de la cárcel.
El tren que los esperaba contaba con dos vagones pullman y el vagón blanco presidencial, desde cuya plataforma Teodoro Roosevelt expresó, entre otras cosas: “acabo de terminar un viaje por el interior de un país que considero como el más bello del mundo. Durante esta hermosa gira he podido apreciar el desarrollo y progreso de estos territorios destinados a un bello porvenir en un futuro no lejano. Me siento honda y sinceramente conmovido al ver flamear junto a la bandera de mi patria la de la Nación Argentina, donde con hospitalidad y atenciones se han robado mi simpatía"
Esto sucedía a altas horas de la noche del 2 de diciembre de 1913.
Yayo de Mendieta
Villa la Angostura