Este 14 de noviembre se cumplieron 300 años desde que un malón destruyó por completo la Misión Nahuelhuapi. Se ponía fin a una población que llegó a tener unos 200 habitantes, corrales, sembrados de trigo y frutales, la iglesia y hasta una biblioteca con 300 libros. Pese a que perduró por más de 30 años, casi no está en los libros y no se estudia en las escuelas neuquinas.
Este 14 de noviembre se cumplieron 300 años de la destrucción total de la Misión Nahuelhuapi, una historia tan increíble como desconocida. Donde el esfuerzo y el martirio fue parte central de estos misioneros, de hecho, los cuatro jesuitas que estuvieron a cargo de esta misión fueron asesinado, y dos de ellos se encuentran enterrados a orillas del Nahuel Huapi, aunque por ahora se desconoce su lugar exacto.
Fue un 14 de noviembre de 1717 cuando un malón de Puelches atacó con violencia la misión jesuítica que se encontraba a orillas del Nahuel Huapi, en la actual península Huemul. La destrucción fue total, "hasta los cimientos" describen las crónicas de los militares que llegaron casi tres meses después provenientes del fuerte de Calfuco, Chile.
Finalizaba así, y de la peor manera, este primer intento concreto de evangelización en la tierra que hoy se denomina Patagonia argentina, tierra donde los jesuitas dejaron su sangre y sus sueños. Todos los sacerdotes que fueron designados a la Misión Nahuelhuapi, tuvieron una muerte violenta.
Nicolás Mascardi, aquel incansable misionero y explorador, tomó la iniciativa en 1670 y comenzó con esta enorme tarea de convivir con las comunidades de los Puelches y Poyas, habitantes por más de diez mil años a orillas del "Gran Lago".
Foto: Dibujo del siglo XVII del jesuita Bernardo de Havestadt donde muestra la vestimenta de los misioneros, con sombrero y ponchos por las duras condiciones climáticas
La Misión fue atacada en dos oportunidades, y reconstruida otras tantas veces. La población contaba con casas, corrales y galpones, sembrados de trigo maíz y frutales, además de la iglesia y hasta una biblioteca con 300 libros. Llegó a tener una población estable de unas 200 personas.
El primer ingreso de las ovejas -hoy símbolo de la tierra patagónica- fue introducida por primera vez en esta población, pero luego se decidió por las vacas, ante las dificultades que se presentaban por mantener con alimento durante el invierno a los animales.
Poyas y Puelches, junto a Mascardi
El Padre Mascardi conoció a grupos de poyas capturados como consecuencia de una maloca que realizó una patrulla militar española en la Cordillera, y que fueran llevados a Castro como prisioneros/esclavos. El trato esclavista que se les daba obligó al sacerdote a quejarse al mismo virrey y comienza una lenta pelea por la libertad de los Poyas oriundos del Nahuel Huapi.
La relación que establece con ellos durante sus cuatro años de cautiverio en Chiloé le permite aprender la lengua de los Poyas, sus costumbres y los evangeliza en el cristianismo. Como los mandatos de la autoridad no se hacían efectivos propuso llevarlos él mismo a sus territorios y establecer una misión para evangelizarlos.
Se funda en 1670 la Misión Nahuelhuapi
Este objetivo misional y la posibilidad de seguir con la búsqueda de la Ciudad Mítica, convence a las autoridades y viaja con todos ellos de regreso, en 1670, estableciéndose en las inmediaciones de la Laguna de Nahuelhuapi, en el actual puerto de la Península Huemul.
Tres años después, en incursiones hacia el sur de ese territorio, otros grupos de Puelches le dan muerte en forma violenta, y la Misión cae en el abandono.
Foto: Documento del siglo XVII donde refleja el martirio de los misioneros. Los cuatro jesuitas enviados a la Misión Nahuelhuapi fueron asesinados.
En varias oportunidades trató de ser restaurada, hasta que en 1703 aparecen los jesuitas Felipe Van den Maeren [Laguna] y Juan José Guillelmo refundando la misión del Nahuelhuapi.
Lentamente se fue organizando y llegó a contar con una Iglesia -que fue destruida tres veces- una biblioteca con 300 libros, galpones, corrales, casas para los padres y para los Poyas y Puelches evangelizados. El ingreso de la oveja, hoy símbolo de la Patagonia, luego de las vacas que fueron el principal sustento de la Misión, así como cultivos y frutales, como el caso de los manzanos que se propagaron rápidamente y hoy le dan su nombre a varios lugares de esta región, como Puerto Manzano o Cuyín Manzano, entre otros.
En 1712 encabezó la Misión de Nahuelhuapi el Padre Manuel de Hoyo quien luego regresó para hacerse cargo del Colegio de Castro, desde donde dependía la Misión a orillas del "gran lago".
Foto: La Iglesia de Castro, en Chiloé, desde donde venían los jesuitas que fueron designados a la Misión Nahuelhuapi.
Pero el 14 de noviembre de 1717 un sangriento malón de los Puelches del sur, atacan y destruyen por completo la Misión, asesinando el Padre Francisco de Elguéa que se encontraba a cargo en ese momento, además de otros tres residentes que no alcanzan a escapar.
Entonces es definitivamente abandonada y se prioriza las otras Misiones de Neófitos que tienen asiento en Cailín, Guar y Chonchi, establecidas al interior del Archipiélago de Chiloé. Estas cabeceras las atenderán sus propios misioneros, pero también serán visitadas, una vez al año, por la Misión Circular, lo que no se podía hacer con Nahuelhuapi por la lejanía.
La Virgen de Loreto
A fines de 1670 el Padre Nicolás Mascardi construyó en la actual Península Huemul una empalizada de coihues techada con coirón, para la capilla y precaria vivienda. La llamó "Nuestra Señora de Asunción de Poyas". En esta misión su mano derecha fue la "Reina de los Poyas" llamada Huageluen (Estrella, en puelche), líder del grupo en Chiloé y quien lo ayudara a establecerse en el lugar, a evangelizar y será guía en sus excursiones al sur.
1672: llega la Virgen al Nahuel Huapi
El 4 de marzo 1672 el virrey del Perú, Conde Lemos, le envía una carta felicitando a Mascardi por el avance de su misión y le adjunta unas "niñerías" equivalentes a 200 ducados; unas medallas de plata y 50 estampas de "Nuestra Señora de los Desamparados" y una hermosa imagen de la Purísima Virgen María para que "la colocase en la primera capilla que levantase entre los poyas".
La presencia de esta imagen impresionó a los pueblos Poyas y Puelches y quedó demostrado en el asalto posterior a la misión aquel fatídico 14 de noviembre de 1717: "la hermosa imagen de María Santísima la sacaron a orillas de la laguna, y despojándola de sus ricos y vistosos vestidos la dejaron cubierta de un cuero de caballo". (Enrich. II, p.100).
Esta situación se reiterara durante la convivencia de la misión en la zona, especialmente cuando culpan a la "Señora Española" o "Chahuelli" de ser la responsable de grandes epidemias de viruelas o disentería que ocurrieron luego del paso de los misioneros.
Encuentran la Virgen, intacta, en una Misión destruida
Cuando se conoce de la destrucción de la misión de Nahuelhuapi el Padre Arnold Yásper sale con un destacamento de 46 soldados y 86 indios "reyunos" desde fuerte español en Calbuco, al mando del sargento mayor don Martín de Uribe, quien escribe que al llegar al lugar: "encontró la milagrosa imagen de "Nuestra Señora de Loreto" que estaba escondida entre unos pellejos y la trajo a los padres de la Compañía, en una de cuyas iglesias se venera actualmente"(Archivo Nacional).
Foto: La imagen de Nuestra Señora de Loreto (originalmente "Nuestra Señora de los Poyas y los Puelches") se encuentra hoy entronizada en la Iglesia de Achao, donde se realizan numerosas peregrinaciones y hay un fuerte arraigo católico
Así fue hallada y trasladada a Concepción por el jesuita Arnold Yásper, dice el historiador Enrich, empero el Padre Yásper al volver a Chiloé se encontró con que "los escurridizos chonos" se habían embarcado en sus dalcas abandonando la isla Guar donde estaban desde 1712 y se dirigían a Quepe, enfrente de Quinchao Yásper no vuelve a Concepción y establece entonces la Misión de Chequián que años después se traslada a Achao donde, alrededor de 1740, levantan el mayor templo del archipiélago donde la Virgen se encuentra entronizada en la actualidad.
Yayo de Mendieta
Villa la Angostura