24
Tue, Sep

A 87 años del sueño de Capraro y el turismo en Villa la Angostura

Historia
Tipografía

El 1º de noviembre de 1929 Primo Caparro decidía ampliar el Hotel Correntoso entusiasmado ante el futuro que percibía sobre el turismo para el paraje "Correntoso", hoy más conocido como Villa la Angostura.

En abril de 1928 el Ministro de Guerra, General Ingeniero Agustín P. Justo había visitado la zona, hospedándose en el Hotel  y reunido esa misma tarde con los pobladores de la zona. Ese mismo año, pero a mediados de Noviembre, una Comisión Oficial del Gobierno visitó la zona para recabar información sobre las necesidades de los pobladores del lugar. Todo era optimismo y los proyectos crecían con el correr de los meses.

El 1º de noviembre de 1929  Primo Capraro, contagiado por los “vientos favorables” que cruzaban los cielos cordilleranos, decide ampliar el hotel, acorde a su teoría visionaria, que se basada en la explotación turística del Lago Nahuel Huapi.

Se recuerda que, desde 1924 - fecha del primer contingente organizado de turistas que arribaron en forma expresa al paraje “Correntoso” - llegaban año a año, decenas de turistas ávidos por conocer esta hermosa comarca.

Llegar, toda una aventura

No era sencilla la tarea de vacacionar en Villa la Angostura. Los turistas arribaban en tren hasta Bariloche, y desde allí en Vapor Cóndor hasta el paradisíaco lugar. Para tener una idea más exacta de las peripecias de un turista porteño que decidía visitar la zona de Correntoso, se requería nada menos que siete trasbordos de ferrocarril, balsa y automóvil hasta llegar a esta hermosa zona cordillerana. La lancha “Comodoro Rivadavia” se había construido exclusivamente para uso turístico, y su recorrido llegaba a “Correntoso” con una capacidad de 17 pasajeros.

Además se hacía puerto en la Isla Victoria donde se visitaba el vivero de Pablo Gross, Puerto Manzano, donde se encontraba la hostería y proveeduría de los suizos Pablo Buol, Leonado Arduser y la familia Rahm. Allí se ofrecían distintas opciones de dulces caseros, jaleas y licores realizados en base a sus propios cultivos en la misma península.

Otra opción era la combinación desde el “Correntoso” - así se designaba el lugar desde principios de siglo - hasta Puerto Blest, donde se desembarcaba, y a través de la empresa “La Suizo Sudamericana“ (en realidad se llamaba “Andina del Sur”) se realizaba una excursión por el Paso Pérez Rosales.

Buen comer y muchas actividades

En el mismo Hotel Correntoso se ofrecía una gran variedad de platos con buen nivel en su calidad gastronómica, pues el tiempo de hospedaje de los turistas, era de veinte a treinta días. Se procuraba, además, en un ambiente familiar, sorprender a los huéspedes festejando cumpleaños o eventos familiares.Una de las opciones que se les ofrecía durante la temporada estival eran las caminatas o excursiones hasta el mirador Belvedere.

Así, a primera hora de la mañana salían a caballo peones del hotel con todos los elementos para el asado del mediodía. Al llegar el contingente a pie se les ofrecía un copioso almuerzo con una excelente vista hacia el Lago Nauel Huapi. Aquellos que querían, continuaban el camino hasta el “Cajón negro” y hacían cumbre en el Cerro Belvedere.  Organizaban también otras excursiones con destino al antiguo mirador del lago Espejo  (hoy en desuso), Cerro Panguinal y Última Esperanza.

Más adelante, luego de su descubrimiento, se sumó la excursión hasta el “Cohiue el abuelo”. Es de destacar que no existían aún proyectos hoteleros de esta magnitud, debido a que aún no se había construido el Lla Llao (Argentina) ni el Hotel Puyehue (Chile), razón por la cual, resultan admirables los productos y servicios ofrecidos en un sitio tan distante de las grandes ciudades.

El mediodía del 4 de octubre de 1932, Primo Capraro, angustiado por la apremiante situación económica, producto en parte de la gran depresión mundial (octubre de 1929) y por la importante deuda que superaba los $ 80.000 m/n. que el Ferrocarril del Estado mantenía con él, se suicida en su casa de San Carlos de Bariloche.

Sin embargo, la historia de este emprendimiento hotelero continuó con la conducción de su hijo Francisco Capraro, quien después de la trágica muerte de su padre  regresó de La Palta, e inmediatamente continuó con la explotación, aunque debe reconocerse, que quien se transformaría el la personalidad más destacada de la historia del Hotel, sería su esposa: Doña Emma.

Los primeros años, Don Francisco Capraro manejó el Hotel por intermedio de un administrador, y residía con su familia en San Carlos de Bariloche. Sin embargo no resultó nada fácil la tarea, y finalmente la familia Capraro decidió radicarse en pleno a vivir en el Hotel, durante todo el año.

Esquí en El Dormilón

Una de las opciones más utilizadas por los huéspedes del Hotel Correntoso era esquiar en el Cerro Dormilón que contaba con más de cuarenta kilómetros de pistas naturales. Con el fin de acceder a este lugar el Hotel ofrecía un exclusivo servicio de lancha para cruzar el lago. Esta actividad deportiva se consolida a partir del 25 de mayo de 1934 cuando don José Diem, en compañía de sus amigos Carlos Hensel, Willi y Hermann Meier, Otto Meiling y Heriberto Tutzauer inauguraron el refugio, que habían comenzado a construir en septiembre del año anterior.

Diseñado y construido por estos pobladores, contaba con un amplio espacio en planta baja, de cuatro metros por seis, y un piso en la planta alta de tres metros por seis usado como dormitorio.Según detallaba una publicidad de la época: ”…construido a una altura de 1.400 metros, se encuentra a dos horas de senda que sale del Puerto Arbolito”. La construcción es del tipo “block-house”, de troncos redondos, labrados en sus dos caras opuestas, con entalladuras y ensamblados en las esquinas.

Estos troncos se hallan clavados y unidos entre sí con tarugos de lenga, que le confieren al conjunto una gran firmeza. Interiormente está forrada la parte del techo y costados, en planta alta con machimbre de una pulgada; del mismo material son los pisos en planta baja y alta.

La cobertura del techo está realizada con tejuelas de ciprés y toda la estructura del refugio está montada sobre mochos de lenga, casi desaparecidos en la actualidad.

El primer cuidador fue Lorenzo Martínez, poblador de El Arbolito, cuando la zona era reconocida como “Sección Correntoso del C.A.B.”. Luego, el 25 de mayo de 1934 fue donado al C.A.B .Además de los huéspedes del Hotel Correntoso, este refugio era visitado también por los socios del Club Andino, así como por los visitantes del Club Universitario Buenos Aires.

Yayo de Mendieta
Villa la Angostura