Hay personas que no ven bien que los más pequeños se críen con animales. Les parece un riesgo o una fuente innecesaria de bacterias. Pero nada más lejos de la realidad. Criar a un niño junto a una mascota, hará que nuestros hijos crezcan con más humildad, empatía y respeto.
1. Esa mirada vigilante que me cuida y al que cuido
La mirada de los niños pequeños están hambrientas de estímulos. De cosas que ver, tocar y con las cuales poder interactuar. El que junto a ellos esté desde muy temprano una mascota, les permitirá obtener los siguientes beneficios:
- Contar con una estimulación continua diferente al del padre o la madre. Alguien que siempre se mueve a su alrededor, un amigo a quien acariciar o con quien jugar. Pequeñas criaturas que siempre les atienden.
- Los animales no son ajenos a la presencia del pequeño miembro de la familia, alguien más débil y delicado. Son muchos los perros que actúan como fieles protectores. De hecho, hace solo unos días, nos enterábamos de una sorprendente noticia: un gato había protegido a un bebé de morir de frío en Rusia. Es sólo un ejemplo más de todo lo que pueden hacer por nosotros y en especial, por los más pequeños ¿Qué quiere decir esto? que los animales saben que ese ser indefenso necesita ayuda, sabe que debe tratarlo de un modo diferente.
- Los perros, los gatos, los pájaros, los conejos… son reconocidos por los niños como “miembros” importantes dentro del entorno familiar. Alguien a quien observar, atender y respetar.
2. Mi amigo me enseña a ser responsable
Hay padres o madres que adoptan una mascota bajo la condición de que el niño se haga responsable de él. Más tarde, son los padres quienes se hacen cargo del animal. Bien, esto no debería ser así, te explicamos por qué.
- Tener un animal en casa es responsabilidad de todos. No sólo de los hijos ni sólo de los padres, en absoluto. Los niños deben aprender desde muy temprano que la mascota es un miembro más de la familia, y como tal, tiene necesidades y merece la misma atención que todos.
- Compartir la responsabilidad de estos animales es un modo de equilibrarlas entre todos. El perro o el gato, va a ser el primer ser vivo del que el niño va a ocuparse, lo verá crecer con él, padecer enfermedades, sabrá que siente frío y hambre como él… y que todo ello, requiere una obligación.
- Una responsabilidad temprana es un modo de madurar. Pero recuerda, es algo que se debe repartir entre todos, así que enseña a tus hijos cómo deben alimentarlo, cuándo sacar al perro a pasear, cómo limpiar la caja donde el gato hace sus necesidades, o cómo responsabilizarse de la pecera.
3. Óptimo desarrollo emocional
Los animales son grandes magos de las emociones. ¿Quién lo pone en duda? Son fieles compañeros capaces de darnos esa sonrisa cuando más lo necesitamos, ese amigo fiel que se sentará junto a nosotros cuando nos sintamos solos. Las mascotas, los perros, los gatos… son esas piezas esenciales que nos dan amor de forma gratuita. Sin esperar nada a cambio.
Si los niños crecen junto a ellos, desarrollarán sus habilidades emocionales con más facilidad. Dispondrán de una mayor empatía para reconocer si su animal está tranquilo, alegre o inquieto. Sabrá lo importante que es respetar a los demás, la importancia de cuidar, respetar, acariciar, acompañar… son estupendos amigos en cualquier etapa de sus vidas.
No olvides que a la hora de criar a un niño con una mascota, es indispensable que integres al animal desde bien temprano con el niño. Si lo apartas porque piensas que puede hacerle daño de alguna forma, tanto el animal como el niño, verán al otro con desconfianza. Permite que se relacionen con armonía. Descubrirás lo bonito que resulta esta experiencia.
Fuente: El Mundo del perro/Mis animales