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Wed, Sep

Cuando un fundador de Villa la Angostura y su empresa llegaron a ser “los dueños de todo”

PRIMO CAPRARO - DERECHA- ATENDIENDO EN SU ALMACÉN DE RAMOS GENERALES.
Historia
Tipografía

Primo Capraro luego de establecerse en el "paraje Correntoso" - hoy Villa la Angostura- se trasladó al pueblo de San Carlos - hoy de Bariloche- y llegó a administrar La Compañía La Chile Argentina, tras el inicio de la Primera Guerra Mundial cuando sus accionistas alemanes le dejaron el manejo total. Toda la economía de la región pasaba por sus manos. 

Las sociedades de capitales chilenos o germano-chilenos que participaron de las actividades económicas de la norpatagonia argentina en las primeras décadas del S. XX. tuvieron como objetivo central poner en producción y comercialización en los mercados chilenos, así como su transformación y posterior exportación, la producción (lanas, cueros y ganado en pie) extraída en territorio argentino. 

Tal es el caso de la compañía Chile-Argentina, que constituye un caso paradigmático por la magnitud de sus inversiones y negocios, inusuales para la zona y para la época. 
Sus operaciones económicas a escala regional y patagónica impactaron en San Carlos de Bariloche, marcando el ritmo de las prácticas sociales y económicas de la región del gran lago por casi dos décadas. 

A partir del inicio de la Primera Guerra Mundial (1914) fue cuado Primo Capraro  -uno de los fundadores de Villa la Angostura en aquella inauguración de la Oficina Radiotelegráfica el 15 de mayo de 1932- comenzó a administar como apoderado este verdadero emporio económico que manejaba los destinos de casi todos los habitantes de la región del Nahuel Huapi, incluso cruzando la Cordillera de los Andes y alcanzando gran parte del sur de Chile.

Según explica la profesora Laura Méndez esta sociedad llegó a ser la poseedora de la mayor superficie de tierra concentrada por un solo dueño en territorio neuquino, de 419.737 hectáreas (Bandieri, Blanco:1998,64), a través de la adquisición en bloque de un conjunto de tierras colindantes entre sí, compradas directamente a sus propietarios - quienes a su vez las habían recibido como concesiones a colonizar por el estado argentino-, o adquiridas por medio de otras sociedades, a través de la fusión o la compra de tierras a éstas. 

También arrendó otras 162.000 hectáreas de diversos propietarios en territorio rionegrino, centralizando la administración de la parte ganadera en la estancia Chacabuco, donde residía el coronel del ejército alemán barón von Reichnacht. Este conjunto de estancias que constituyeron una única unidad de producción. 

En la región del Nahuel Huapi el interés de la “Chile Argentina” fue principalmente comercial y su objetivo radicó en habilitar un puerto que recibiera y enviara mercaderías de Chile y que distribuyera éstas en las sucursales menores que la Compañía –alrededor de 14- poseía en el interior del territorio de Río Negro. 

En el año 1904 la Sociedad era propietaria de los vapores “Cóndor” en el Nahuel Huapi y “Tronador” en el lago Todos Los Santos, además de numerosas lanchas que secundaban los traslados. Poseía propiedades en Puerto Varas, Frutillar, Puerto Ensenada, Lago Todos Los Santos, y Puerto Peulla. 

Más de 100.000 ovejas y algunos miles de vacunos, y una variada existencia de mercaderías en Puerto Montt y en todas las sucursales de Chile y Argentina, la definían como la compañía más poderosa que haya existido hasta entonces. 

La importancia que adquirió esta actividad comercial hizo que en 1905 el gobierno chileno nombrara su primer cónsul en el Nahuel Huapi mientras que, sin éxito, los pequeños comerciantes argentinos continuaban quejándose a las autoridades nacionales porque no podían competir con semejante emporio. 

En el Gran Lago, la Chile Argentina, proveyó a la región de insumos básicos para la subsistencia, concentró las actividades comerciales, la propiedad de la tierra, la posibilidad de trabajo de los habitantes, el poder político de las Comisiones de Fomento, y tuvo influencia, sin duda, sobre la policía local, el juzgado de paz y la educación, ya que era quien proveía de los edificios para que estas instituciones funcionaran y muchas veces, era ella quien pagaba los sueldos de los empleados públicos. 

Los relatos de viajeros y las impresiones de los visitantes, sumado a la opinión de funcionarios oficiales y vecinos, nos permiten vislumbrar cómo la Chile-Argentina influyó sobre la vida pública en el proceso de formación del núcleo urbano y la colonia agrícola -pastoril. 
En 1905, un viajero alemán – del que desconocemos nombre- fue invitado por el director de la Compañía, a conocer la casa central de Puerto Montt y su sucursal en el Nahuel Huapi.

Según las impresiones del visitante: 

” Aquí (en Puerto Montt) se puede comprar de todo tipo de mercaderías como: Artículos de almacén, artículos de lujo, relojes, artículos de oro, géneros, botas, capas de agua, ponchos, artículos de ferretería, pianos, Polyphons; al igual que arados y máquinas trilladoras... En la sección de exportación hay una bodega en que se almacenan: Mantequilla, barriles de miel, (...) lo que en parte se envía a Valparaíso y parte se exporta. En otro galpón se almacena lana, que se trae en sacos desde Argentina y se enfarda para ser enviada a Europa. (La sociedad posee) una Casa Comercial en San Carlos de Bariloche y más de 350.000 hectáreas de tierra para labranza y ganadería en su estancia de San Ramón en las cercanías del Limay, la que está poblada y da buenos resultados. Además arrienda 162.500 hectáreas de terreno. Para el transporte en la Cordillera posee la Sociedad 31 carretas, 230 bueyes y 130 caballos y mulas, lo que seguramente no será suficiente en poco tiempo más, ya que rápidamente aumenta el transporte de mercadería. La dirección de la Sociedad como también los empleados son todos alemanes y los obreros chilenos.” 

Jules Huret, un periodista y escritor francés, también dejó testimonio de su paso por Bariloche en la década del diez: 

“Me quedaba por ver en San Carlos la “tienda” de la sociedad chileno-argentina que, con la hostería, es el lugar más animado del pueblo. Es una especie de gran bazar que tiene de abacería, quincallería, farmacia, perfumería, y estando perfectamente adaptado a las necesidades de estas comarcas y en donde se ven instaladas las “fruslerías” de fabricación alemana. Se venden arañas, lámparas, camas de hierro, arneses, sillas de montar, herramientas, juguetes alemanes, champagne en cajas, conservas, espuelas y estribos, correas, máquinas agrícolas, así como ropas de hombre y de mujer. ” 

Explicaba Huret el circuito comercial, a partir de la triangulación Bariloche- Puerto Montt- Hamburgo: 

“Uno de los principales negocios de esta sociedad consiste en comprar en sus almacenes la lana del ganado de la región, pagar su valor en mercancías y expedirla a Chile para su exportación a Europa. Igual criterio se seguía con la miel, la cera, la manteca y el ganado mismo que se cambiaban por paños, telas, artículos de mercería, abacería y quincalla y máquinas agrícolas. Con respecto del establecimiento de los valores para la realización de estos “trueques”, los comisionistas y fabricantes de Hamburgo remitían cada tres meses las listas de precios y catálogos de los productos, lo que facilitaba las transacciones.”

* Foto: Matilde, Luisa y Primo Capraro, Año 1932 (Col Capraro en Archivo Visual Patagónico)

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