La Licenciada en Turismo Mónica Hunko expresa "muchos centros turísticos, en el afán de obtener resultados inmediatos o a corto plazo, eligen el camino más rápido para lograrlo, pero menos sostenible en el tiempo".
Incrementar el flujo de turistas y mejorar la ocupación es algo que desvela tanto al sector público como al sector privado de cualquier centro turístico.
Uno de las maneras de intentar lograrlo es a través del desarrollo de nuevos productos o potenciando los productos de base (naturaleza, aventura, pesca, religioso, etc.).
En turismo sucede que aparecen “modas” o tendencias de productos determinados que, en principio, parece ser la solución mágica y entonces se enfocan todos los esfuerzos a desarrollar ese único tipo de producto cuando en realidad lo que se debería hacer es ir apostando a diversos productos de manera de obtener un mix que permita lograr una ocupación más constante durante todo el año.
Sin embargo al momento de determinar a cuál o cuáles productos apostar, resulta difícil decidir, sobre todo teniendo en cuenta la limitación de recursos económicos de los que disponen tanto los gobiernos locales como las instituciones intermedias que representan a los privados.
Muchos centros turísticos, en el afán de obtener resultados inmediatos o a corto plazo, eligen el camino más rápido para lograrlo, pero menos sostenible en el tiempo. Así es como se enfocan a desarrollar productos que, si bien generan una ocupación importante en determinados días del año, adolecen de varias desventajas, entre ellas la de depender en gran parte de protagonistas externos a la localidad. El turismo de eventos es uno de los ejemplos más claros.
Para tomar una decisión lo más acertada posible es necesario analizar y evaluar los productos teniendo en cuenta una serie de variables entre las que se destacan el acceso a la gestión; la inversión de recursos locales requerida; su concordancia con la imagen del lugar; la sostenibilidad en el tiempo; la originalidad; la potenciación de un producto de base y por supuesto la ocupación que puede generar por sí mismo o como resultado de la promoción del centro turístico.
Con el fin de graficar estos conceptos tomo como ejemplos para analizarlos y compararlos entre sí a tres productos de tres centros turísticos de la zona: El Vía Christi de Junín de los Andes; Mundial de Rafting a desarrollarse el próximo año en Aluminé y Pehuenia; y el Mundial de Motocross que se realiza en nuestra localidad desde hace tres años consecutivos.
En la Semana Santa de este año Junín de los Andes inauguró el Cristo de Luz, coronando así el desarrollo de un producto Turístico, El Vía Cristi, que viene gestándose desde el año 2000 y que se ha convertido en emblemático para este centro turístico, potenciando así a su producto de base: el Turismo Religioso. Estamos hablando de un atractivo que lleva ya 17 años elaborándose; que ha sido concebido desde el gobierno local quien gestionó el apoyo ante organismos provinciales y nacionales. Es administrado por el municipio, genera ingresos genuinos para la comuna, es original, difícil de imitar y puede ser visitado durante todo el año.
Por otro lado, a nivel nacional y provincial se está trabajando fuertemente en desarrollar y potenciar el turismo de eventos.
Los eventos son para la actividad turística un producto en sí mismo a la vez que brindan la oportunidad de promocionar el destino tanto entre los asistentes al evento como a aquellos que lo “miran por tv” con el objeto de posicionar el destino y motivarlos a que lo visiten ya sea para realizar la misma actividad (en el caso de los eventos deportivos o culturales) o para otras que ofrezca el destino.
Así es como recientemente se ha anunciado la realización de dos eventos de alcance mundial: el Campeonato Mundial de Rafting en Aluminé en el 2018 y la realización de una nueva fecha del Mundial de Motocross en Villa La Angostura, que se viene llevando a cabo desde hace 3 años.
Sin embargo, no obstante la aparente similitud entre estos dos eventos; si nos detenemos a analizarlos, generan resultados notoriamente distintos.
Por un lado tenemos el evento de rafting que está basado en un producto que ya tiene Aluminé y Pehuenia, el rafting. Por lo que este evento ayudará a potenciar un producto que se origina a partir del atributo natural de sus ríos. La infraestructura y acondicionamientos que se realice para que se lleve a cabo el evento, quedarán para optimizar la práctica de este deporte de aquí en más. Quienes participen del evento y los que asistan a presenciarlo, podrán volver a practicar la actividad cuantas veces quieran, por lo que la ocupación no será solamente de los días que dure el evento, sino que tendrá efecto sobre la futura ocupación del destino en otras temporadas. Por su parte, la promoción del evento en el resto del mundo servirá para motivar a los telespectadores a que vengan a estos destinos a consumir un producto genuino, el rafting, que ya se tiene, es real y está acorde a la esencia del destino. Similares características presenta el K 42 que se lleva a cabo desde hace ya más de una década en Villa La Angostura.
En cambio, si analizamos el evento de motocross, nos encontramos con que el producto es solo el evento, creado a partir de armar una pista en un lugar natural, privado (cedido por convenio al Municipio por un tiempo determinado de solo tres años); que ha tenido un costo ambiental importante (y como consecuencia colateral un costo económico para su remediación); implica contar con una infraestructura que sólo se usa para ese evento y que luego queda ociosa el resto del año, sumado a las horas hombre que se dedican desde el municipio que no se las dedican para el mantenimiento de otros espacios públicos de uso recreativo y atractivos que componen los productos emblemáticos de Angostura: descanso y contemplación de naturaleza, pesca, trekking, etc. ; que genera ocupación durante el tiempo que dura el evento y a lo sumo dos o tres días más pre y pos evento; Que no motiva ni a sus participantes ni espectadores a venir a practicar la actividad porque, repito, no parte de un producto genuino de la localidad y tampoco está acorde con su esencia (más allá de la historia de Jean Pierre y de lo que significó para el desarrollo de este deporte en la zona).
En lo que se refiere a la promoción del destino a nivel mundial que genera la transmisión de los eventos, es relativo. Por más que se llegue en el momento de la transmisión a una gran cantidad de personas, los eventos sirven como promoción si, en ese momento de la transmisión se complementan con campañas de comercialización en la que se ofrezcan paquetes del destino y se busque entrar en la mente abarrotada de opciones del espectador de manera que se refuerce la imagen del destino y se motive a consultar luego en la web. Que millones de personas vean el evento no significa que nos “registren como destino” y que salgan corriendo a “googlear” nuestro nombre para venir a un lugar tan lejano como la Patagonia.
Finalmente, una desventaja que tienen ambos eventos es la dependencia de la gestión de autoridades y organizadores externos. Esto hace muy vulnerable al producto ya que estamos condicionados por el visto bueno de los organizadores, quedando solo en manos de los gobiernos locales el cumplir con las exigencias y condiciones que se imponen.
En función de este sintético análisis, se puede concluir que, si bien es beneficioso que se lleven a cabo este tipo de eventos; se debe tener en cuenta que no son suficientes para generar un desarrollo sostenible de la actividad. Es necesario enfocarse también en el desarrollo de otros productos que quizás lleve más tiempo proyectarlos y diseñarlos pero que dependan de la gestión local; que sean originales y atraigan un flujo constante durante todo el año.
Claudio Mónica Hunko
Licenciada en Turismo M.P. N° 157. Especializada en Planeamiento Estratégico
Villa la Angostura