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Hace 100 años Primo Capraro inauguraba el primer hotel de Villa la Angostura

Historia
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El 11 de febrero de 1917 abría sus puertas "La Pensión de Doña Rosa" con tres habitaciones y un baño. Es considerado además el primer establecimiento turístico de la Patagonia Norte, hoy continúa abierto bajo la denominación de Hotel Correntoso.

Los primeros días de febrero de 1917 abrió sus puertas el pequeño hospedaje atendido por la propia esposa de Primo Capraro, la alemana doña Rosa Maier. Era de construcción sencilla y conocida popularmente como “La Pensión de doña Rosa”.

Fue construida utilizando madera machihembrada, sistema que se utilizaba por primera vez en la región. Se encontraba junto al aserradero y a metros del Nahuel Huapi.

Contaba con tres habitaciones y un baño, y si bien no existía ningún cartel que lo anunciare, todos aquellos que realizaban el difícil camino desde, o hacia Chile por el actual paso Cardenal Samoré, sabían de la mencionada parada, tan necesaria para recuperar fuerzas, darse un buen baño caliente, o disfrutar de una reparadora cama en las noches frías al pie de la cordillera.

Debe recordase que allí mismo existía una pequeña proveeduría o almacén de ramos generales en el cual se surtían los pobladores del lugar. En la mayoría de los casos, por ser éstos de condición muy humilde, se recurría al trueque: entregaban cueros, carne, leche, crema, quesos, pieles de zorro, y recibían mercadería como azúcar, aceite o yerba.

 

Foto: Primo Capraro junto a su esposa Rosa Maier y sus tres hijos.

A fines de 1920, el negocio prosperaba y Primo Capraro decidió realizar mejoras y una  ampliación transformándolo en el Hotel Correntoso. Las ampliaciones se realizaron en forma parcial, y recién en enero de 1922 se finalizó con esta etapa.  

Foto: El hotel seguía creciendo en instalaciones y servicios para aquellos primeros turistas

Estaba construido en madera, con ciprés, la más utilizada en aquella época. Tenía cinco habitaciones, dos baños, y un estar-comedor con capacidad para treinta personas, incluyendo una espectacular vista al río Correntoso desembocando en el imponente Nahuel Huapi. Sus techos terminados en tejuelas de ciprés le daban el clásico aspecto de las construcciones de la región.

En febrero de 1924 llega el primer grupo de turistas que se dirigían expresamente al paraje Correntoso, en lo que se considera un contingente organizado.

Llegar desde Buenos Aires no era tarea sencilla. Primero en tren hasta Bariloche, y desde allí en El Cóndor hasta el paradisíaco lugar. Para tener una idea de las peripecias que sufría un turista porteño que decidía visitar esta zona, basta recordar que se necesitaban nada menos que siete trasbordos de ferrocarril, balsa y automóvil hasta llegar al Hotel Correntoso.
 
Las primeras excursiones organizadas y difundidas en medio nacionales, estuvieron a cargo de la “Comisión Pro Parques del Sur”, cuya mesa directiva se trasladó ese mismo verano al Nahuel Huapi.

Los viajes de excursión se realizaban en combinación de los FF.CC. del Estado, con el F.C. del Sud, y en automóvil desde punto de rieles a Bariloche. El precio del pasaje era de m$n 420. Desde allí, en la lancha de Primo Capraro se los llevaba en un paseo lacustre hasta Puerto Manzano y luego al Hotel Correntoso.

Foto: Un grupo de turistas junto a Primo Capraro (en el auto de acompañante)

Se recuerda que entre los integrantes de esta comisión honorífica figuraban dos pobladores de esta zona: Ernesto Jewell (vocal) y Luis Ortiz Basualdo (secretario). Además estaba compuesta por:  Manuel A. de Montes de Oca  (presidente), Aarón de Anchorena (vicepresidente), Carlos A. Tornquist (tesorero), Horacio Anasagasti (secretario general), y Honorio J. Pueyrredón, Leopoldo Melo, Enrique Saint, Conrado Molina y Fermín Ortiz Basualdo (vocales). Primo Capraro, acorde con la nueva tendencia diseñó un programa opcional para poder ofrecer a los ilustres visitantes - en su gran mayoría selectos grupos de turistas de alta clase social - los servicios en su hotel y de sus embarcaciones.

La activa Comisión, ante la lenta pero satisfactoria respuesta de los contingentes turísticos,  le recomienda a Capraro que combine nuevas excursiones con la estadía en su hotel o sólo como excursiones alternativas.

Fue así como en agosto de 1927 le escribe a Pablo Gross, quien se desempeñaba como encargado de la Isla Victoria “...me ha venido la idea de preguntar si usted estaría dispuesto a recibir cada lunes, miércoles y viernes los turistas a fin de hacerles ver la Isla y ofrecerles un lunch o almuerzo”. En 1927 el hotel ya contaba con un piano de cola, algo muy poco común para la época en aquellos lugares. Este detalle daba una precisa idea del perfil de avanzada que Primo Capraro le quería dar a su establecimiento.

Foto: El comedor del hotel era cita obligada de encuentro social entre el selecto grupo de turistas que visitaban el Paraje Correntoso, hoy más conocido como Villa la Angostura.

Las perspectivas por la explotación turística seguían en crecimiento. Fue así como en 1929 le encargó al constructor Enrique Lunde una nueva ampliación del edificio. En esta forma el establecimiento llegó a tener veinte habitaciones, un gran estar-comedor, y su construcción de buena calidad con detalles de terminaciones en madera, comenzaba a darle jerarquía a un hotel que es un bastión en la historia del turismo de la Patagonia Norte.

Yayo de Mendieta
Autor de "Apuntes del Correntoso"
Villa la Angostura